Pandébano y Urriellu

Los Picos de Europa resultan un gran destino vacacional de montaña porque permiten combinar paisajes magníficos con caminatas sencillas o relativamente sencillas y una gran gastronomía. Cierto es que, precisamente por lo anterior, presentan un importante inconveniente: la masificación. La Ruta del Cares en agosto se asemeja bastante al metro de Tokio. Pero si podemos acercarnos fuera de temporada, al final del otoño o al inicio de la primavera, tendremos la oportunidad de disfrutar cierta tranquilidad.

De entre las múltiples rutas posibles, la de Sotres (ver en Tagzania) a Poncebos, pasando por el Collado de Pandébano, es muy apta para no iniciados. Es fácil y nos permite apreciar, desde el Collado, el impresionante Urriellu o Naranjo de Bulnes.

Existen dos posibilidades: la más sencilla es recorrer algo menos de la mitad, arrancando desde Sotres y llegando a lo alto del Collado de Pandébano, para contemplar el Urriellu y regresar; en un par de horas, listo. La más larga requiere descender desde el Collado, a través del ya no tan remoto pueblo de Bulnes, hasta Poncebos, uno de los extremos de la ruta del Cares.

Esta segunda alternativa tiene un inconveniente logístico. Por la carretera, para llegar a Sotres hay que pasar por Poncebos, pero ambos lugares están separados por una buena tiradita. Si somos varios y contamos con más de un coche, no hay problema. Pero si no, no queda otra que dejar el coche en Poncebos (muy temprano, porque con la Ruta del Cares, aquello se pone como El Corte Inglés) y coger un taxi hasta Sotres (unos 20 euros el año pasado).

Invernales del Texu En realidad, la ruta empieza poco antes de Sotres. A su pie, los Invernales del Texu - conjunto de casas de pastoreo, donde se refugiaban pastores y ganado antiguamente - marcan el inicio de la ruta, el único tramo con una cierta pendiente.

Poco a poco, la pendiente cesa, el paisaje se abre y majadas y praderas van cobrando protagonismo. Muy pronto comienzan a oirse los cencerros del ganado, que se adivina entre los árboles; más adelante, aparecen nuevos refugios de pastoreo.

Hemos llegado al Collado de Pandébano, aproximadamente una hora después de salir. Si volvemos la vista atrás, Sotres aparece pequeño, lejano, tras el primer término de los refugios.

Collado de Pandebano

Pero, ¡amigo!, si miramos al frente, desde lo alto, ahí está él: majestuoso, imponente, señorial, el pétreo Urriellu. Recurramos al vale más una imagen (en este caso dos)...

Urriellu 1 Urriellu 2

Desde aquí, tras extasiarnos convenientemente, regresamos a Sotres si no queremos continuar. En caso contrario, iniciamos una larga y no del todo cómoda bajada hacia Bulnes. Yo tenía Bulnes (que en realidad son dos pequeñísimos pueblos, apenas unas casas de piedra cada uno, al pie y en lo alto de un promontorio) en mi recuerdo absolutamente idealizado. Hace más de 20 años, cuando lo visité por primera vez, estuvimos mucho rato sin ver a nadie por el camino; al llegar al pueblo, en su único bar, tenían los refrescos en un barreño con agua fresca: aún no tenían electricidad.

Hoy, por desgracia (mucha desgracia), ya no se parece en nada a entonces. Ojalá fuera la electricidad la única novedad. El funicular que sube desde Poncebos lleva al pueblo hordas de turistas rabiosos, con sus cámaras y sus móviles. Adiós al aislado encanto de Bulnes.

En fin, sólo quedan los tres últimos cuartos de hora de descenso hasta Poncebos. Al llegar junto al coche, si aún quedan fuerzas, merece la pena subir hasta el pequeño poblado de Camarmeña. Desde allí tenemos una magnífica panorámica del Urriellu: la última mirada para despedirnos de él y para asombrarnos, desde la distancia, de que acabemos de estar tan cerca de rozarlo.

Comentarios

  1. Para dar una idea de la dificultad del trazado del camino desde Sotres a Poncebos, decir que una embarazada de 7 meses lo hizo sin demasiada dificultad, eso sí, con unas botas de trekking adecuadas para minimizar los obstáculos del camino.

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  2. Ruta del Cares hace 20 años, qué tiempos. No quiero ni pensar como será aquello ahora.

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