Hotel Restaurante Punta Couso (Riveira)

Daniel Gerbaud lleva casi cuarenta años en España, siempre entre Madrid y Galicia. Desde hace dos, regenta junto con su familia el Hotel Restaurante Punta Couso, a un escaso par de kilómetros de Aguiño (Riveira, A Coruña), tras haber restaurado un conjunto de construcciones gallegas del XVIII.

Acabo de llegar de pasar dos noches en el hotel [ver en Tagzania]. Por uno de esos prodigios de la temporada baja, pudimos entablar una relación directa y cuasi familiar con los propietarios, que nos brindaron un trato excepcionalmente amable y personal.

Al llevar una niña de apenas un año, nos alojamos en la suite, con mucho más espacio, el dormitorio separado de la zona de estar y un jardín propio, cerrado y suficientemente grande, que en verano debe de ser un magnífico "desahogadero" para energéticos niños. Las gruesas paredes de piedra, las contras de madera o los azulejos del baño la hacen muy agradable, y desde luego vale los 66 €/noche de su tarifa. En cualquier caso, las restantes habitaciones tienen también su zona de estar, aunque en el mismo ambiente que la cama.

Hotel Punta Couso Hotel Punta Couso

La suite ocupa su propia casa (en la foto a la izquierda), mientras las restantes habitaciones se encuentran en otra (en primer término, a la derecha). El edificio principal (al fondo), alberga la recepción, el bar - con su lareira -, la residencia de los propietarios y, sobre todo, el restaurante. Además, el complejo cuenta con un jardín central y una piscina.

Dicho todo lo cual, pasemos a lo gastronómico. Fueron dos las cenas que tomamos en Punta Couso, un tanto excepcionales, en el sentido de que no fueron a la carta, sino que el propio Daniel nos explicaba qué materia prima tenía cada día y cómo podía prepararla.

La primera noche, comenzamos con unas zamburiñas al horno y con una parrillada de verduras, que pudimos aliñar con aceite de trufas y sal maldón. Continuamos con una lubina a la espalda. De vino, un agradable descubrimiento: albariño Pontellón. Lo destacado de la velada fue el postre: tarta de manzana con mousse de vinagre de Módena. La finísima masa - cuyo secreto pudimos conocer después, pero que guardaremos para las preparaciones caseras - y la agridulce combinación con la mousse eran sobresalientes.

Veinticuatro horas después, subió el nivel. Daniel nos preparó unos mejillones a la francesa: abiertos al vapor, con su salsa de vino blanco, nata y cebolla, un pelín picantes y servidos en abundancia. Deliciosos. Para continuar, un señor ejemplar de solomillo con foie en salsa de Oporto. Preparación clásica para una carne tiernísima. [Según el proveedor de Punta Couso, la carne, procedente de Lugo, pertenece a terneras gallegas que pacen únicamente en prados ubicados en fuertes pendientes; esta actividad física sin stress hace que la carne sea hipertierna. No sé si creérmelo, pero realmente era tierna, tierna]

Licor caseroComedor Detalle del comedor
Mejillones a la francesa Licor casero

Daniel Gerbaud es realmente un personaje interesante. Por encima de la sesentena, alto, buen mozo, gafas colgando de un cordón, voz muy grave, acento francés para un español casi perfecto. Le encanta charlar. Después de la cena, se sentaba a nuestro lado y, entre tazas de café de pota y chupitos - licor de hierbas, café, aguardiente de orejones -, nos hipnotizaba con sus historias: su periplo por España, iniciado en plena dictadura; su trayectoria como cocinero, acompañando a prestigiosos chefs al norte de los Pirineos; su aversión a los parisinos, parisino él; el día a día de un lugar tan recóndito como Aguiño; algún que otro secreto de su cocina; las historias de la Ría... Daría el alba si no hubiera actividades pendientes para el día siguiente.

En resumen, muy recomendable acercarse a Punta Couso: por las características del hotel, por su excelente ubicación (a un paso del Parque Natural de Corrubedo; a dos del Castro de Baroña; a menos de media hora de cualquiera de las villas de la costa norte de la Ría de Arousa y de la sur de la de Muros y Noia), por la comida y por el acogedor trato.

[¡Ah!, y gracias al Gourmet de Provincias - o más exactamente a sus padres - por descubrirnos el lugar]

Comentarios

  1. Los mejillones que nos preparó Daniel estaban realmente buenos, con una salsa que acompañaba muy bien sin ocultar en absoluto el sabor a mar de los bichos.
    Todo esto cobra mayor importancia si confieso que no me gustan los mejillones, excepto unos marinados que prepara Menchu (a ver si se dá por aludida).

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  2. No se merecen. Aún les debo una visita. Conozco a Daniel de una larga charla telefónica y me pareció tal cual como lo describes. A ver si esta primavera.

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  3. Es cierto que el propietario es una persona muy amable. El hotel está bien y es original pero en mi opinión podría estar mejor. He estado hospedado recientemente allí y tuve la ocasión de ver varias habitaciones y los baños me parecieron un poco tristes, sin demasiada luz,...Por otro lado, estaba deseando desayunar allí por lo comentarios tan favorables que había leido y sinceramente me decepcionó. Por el mismo precio he desayunado en hoteles rurales de esa comunidad y nada que ver....

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  4. Estuve alojado varios dias en agosto 2012 en el Hotel Punta Couso. Tengo que decir que no me gusto nada, porque tuve la mala suerte, no se si es casualidad que encontré los siguientes defectos:
    La habitación era amplia pero los esterillos no se podían pisar de los sucios que estaban.
    En las paredes había varios insectos pegados llenos de sangre.
    En el cuarto de baño colgaban las telarañas.
    En el desayuno (que nos atendieron antes de lo normal, a las 8h de la mañana¿) estaba todavía sin recoger las mesas de la noche anterior y nos preparan una mesa con los cubiertos sucios de la mesa de al lado que nos los pusieron delante de nosotros y nos quedamos alucinados.
    El jardin estaba súper abandonado.
    Del personal no me puedo quejar, eran amables, pero la señora del desayuno servia la mesa con los guantes de estar lavando los platos.
    La cocina era un autentico desorden.
    Y no es que sea exigente, veniamos de un hotel de Asturias que por 50,00€ al dia le daba cuarenta vueltas a este hotel.
    La habitación era la num. 8

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